Évelyn González Castellano

El día estaba soleado, había decidido ir a la playa Las Canteras, puesto que en un par de días empezaban las clases. Tras cuatro horas en la playa fui a una heladería, la más cercana, mientras pedía un helado de chocolate, pensaba en el nuevo curso que se acercaba ¿Me irá bien? ¿Me tocarán los mismos compañeros? ¿Me gustará Historia con una nueva profesora? Cuando planteé esa última pregunta, sentí en mi corazón un pequeño palpito, lo cual me extraño.

Varios días después, comenzaron las clases. Con ello, terminaron mis mañanas y tardes libres. Ese fin de semana decidí ordenar los libros viejos a ver si me servía información para este nuevo curso y mirar los nuevos, así forrarlos y ojearlos. Entonces, me pasó algo extraño con un libro, concretamente con el de Historia. Lo volví a sentir, aquel pálpito de la heladería, pero el doble de fuerte, ahí lo supe, algo grande se acercaba. De repente sentí la necesiad de saber Historia, abrí el libro y empecé a leer la primera página, trataba del siglo XVIII… ya no recuerdo más.

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